La génesis de este proyecto surge del interés de profundizar el estudio y la reflexión por parte de los estudiantes de la UdelaR sobre el pasado reciente en una clave de género y en el marco de un abordaje que implique el diálogo con las protagonistas de los procesos políticos. Los estudiantes que participan, de FCS y FIC, son jóvenes de entre 18 y 24 años, algunos mayores y las expresas, mujeres mayores que tuvieron esa edad en las década de los años 70 y 80.
Los procesos de transmisión de la memoria intergeneracional permiten la re-construcción del pasado en relación al presente, dándoles un nuevo significado a esas experiencias del terrorismo de Estado. A través de conversaciones entre los y las jóvenes con las expresas se revisita el pasado y se negocian significados, lo que permite a los jóvenes hacer preguntas e interpelar a las expresas políticas. Este espacio de escucha y el interés de las y los jóvenes por las vivencias de las mujeres durante la dictadura han generado solidaridad con sus luchas.
Desde el comienzo del proyecto, la generación de espacios de encuentro entre los estudiantes y las expresas, como miembros de generaciones distintas que comparten sus miradas respecto a este tramo de la historia, ha constituido una experiencia muy rica y parte sustancial de lo que este proyecto busca rescatar: la transmisión de la memoria entre generaciones y la (re)construcción de narrativas del pasado por parte de las protagonistas.
Ambas responsables del proyecto tienen una trayectoria de investigación en el abordaje del pasado reciente y el campo de la memoria. En particular, Mariana Achugar, con una beca Guggenheim, realizó una investigación etnográfica que ha aportado al estudio en la transmisión intergeneracional (Discursive processes of intergenerational transmission: (Re)making our past, Palgrave, 2016).
Las prácticas mnemónicas que habilitan la construcción y transmisión de memorias para la comprensión del pasado se asocian con lugares, actores y símbolos que son (re)construidos y (re)apropiados a través del tiempo, produciendo nuevos relatos. Los lugares de memoria son espacios donde subyace una narrativa del pasado que se constituye como referente histórico e identitario, pero estas narrativas no están solidificadas: se requiere un continuo trabajo de memoria para mantenerlas. En estos procesos, las narrativas base del pasado se transmiten a través de generaciones, pero también sufren modificaciones que tienen que ver con el contexto en el que fueron producidas en el presente. Es por esto que es relevante plantearnos cómo la creciente importancia a nivel político, social y cultural del movimiento feminista afecta la manera en que se construyen las memorias de la dictadura.